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  • Writer's pictureLaura Mendez

LAS BICICLETAS DE (EN) MI VIDA


El primer recuerdo que tengo de una bicicleta propia fue siendo “grande” cómo a eso de los 8 años, era como blanca con rosado, como de barbie (fea ella), tenía rueditas en la llanta de atrás lo que hacía que no perdiera estabilidad, no sé si por pereza de mis papás por no enseñarme a montar bici sin miedo al éxito o por miedo mío a irme de cara.


Recuerdo que una de las primeras veces que salí en ella fue dentro del conjunto en donde vivía, a darle vuelta a las bancas y a las flores, ese día, tal vez el único día que la usé, los otros niños del barrio se burlaron de las rueditas de atrás y por supuesto de mi por no saber montar bici tan “grande”. La guardé y no la quise usar más con esas rueditas, ni sin ellas. Por esa época me armé de valor y en la casa de mis primos agarré una bici de mi tamaño y sin rueditas y salí a darle la vuelta a la manzana, con susto, pero, decidida (mi versión de “bruta, pero, decidida”). Al final de la tarde cuando creía tener dominado el asunto me fui derecho contra el piso y me raspé con toda una rodilla (eso sí que lo tenía dominado, en esa época no hacía más, caerme y levantarme, lo que me ocasionó cicatrices, pero “cree en el proceso” dirían después).


Que recuerde no volví a tocar una bici. Cómo a los 13 o 14 le “pedí una al niño dios”, este, complaciente, como siempre, la puso en el arbolito. Con lo que el niño dios no contaba era con que se quedaría guardada hasta que fuese el regalo de alguien más. Algo se había desatado en mis inseguridades, no sé si el miedo a ser juzgada por ser “grande” y no saber montar bici o por caerme, pero eso pudo más que las ganas de estar –IN- como todos mis compañeritos del colegio y/o gente en dónde vivía. Siempre me llamó la atención, siempre veía a los ciclistas evadiendo tráfico y siendo muy felices “haciendo deporte”, pero a mí me daba pavor, la excusa siempre era: es muy peligroso, en carro me va bien o puedo caminar…


Entonces me dio por mudarme a Holanda. Usté sabrá que el transporte por excelencia en este país es la bicicleta y si no sabe, le cuento que hay más bicis que habitantes. Me armé de valor diciéndome a mí misma y al mundo que “obvio, yo sabía montar bicicleta, ¿quién no?”.


Una de las primeras cosas que hice al llegar fue conseguir una bici de segunda no tan cara que me sirviera para lo básico; de la universidad a la casa, de la casa a la universidad y de vuelta. Acá la gente nace en bicicleta, a los 3 años andan por ahí como si nada y el primer trabajo de muchos es como domiciliarios en bici entre los 14 y 16 años. Por lo que para ell_s es lo más natural todo lo relacionado. Llegué a la tienda y el señor me dice que le de una vuelta para probarla, ver que todo esté bien y decidir. Ajá, las manos me sudaban y no paraba de decirme a mí misma, “obvio que puedo”. Salí a “probar” la cosa con la única intención de volver diciendo que todo estaba perfecto y huir de ahí… Eso fue lo que hice. Del lugar a la casa eran 15 min en bici y 40 caminando, por supuesto que caminé con la bici en la mano hasta la casa porque no me sentía preparada para montarme en eso. Los días siguientes decidí levantarme temprano y salir a practicar con poca gente en la calle, lo demás es historia, no tenía otra opción de transporte porque el bus funciona fatal y la bici es siempre la mejor opción, sobreviví…. Por supuesto usando sólo esa bici específica y con terror a usar otras, me estrelló un carro por mi culpa –obvio-, pero eso también es historia y también sobreviví.



La verdadera historia que me llevó a escribir esto comienza hace un par de días, después de poco más de un año de andar en bici y tenerlo más o menos dominado, nada mejor se me pasó por la cabeza que irme al pueblo del lado en ella. ¿Qué podría salir mal?


Aquí debo hacer una pausa para explicar que la bici que tengo es más pesada que yo, tiene más edad que yo y es básica, básica, como yo… Entonces ¿qué puede salir mal?


Google maps me decía que en tren, bus y/o bici era el mismo tiempo, 1 hora. “Ahhh… Es solo una hora”, pensé. Me preparé, me mentalicé y salí.


No, la bici no me dejó tirada, no me fui de cara de nuevo, atravesé varios pueblos y bosques. El otoño es lindo, los colores hacen del paisaje algo surreal y la luz estaba a favor, aquí las montañas existen sólo en los sueños entonces se veía el cielo completamente despejado y pude ver, sentir y (sufrir), su cambio de color, como poco a poco la noche se comía el día.


No es una historia con final desastroso, el tema es que después de una hora de haber avanzado y sentirme lista para llegar y comerme el cereal que llevaba en la maleta, ¡Google maps seguía diciéndome que me hacía falta una hora! Ahí mi felicidad dejó de ser felicidad y se convirtió en una mezcla de sudor, (lágrimas) y palabras de aliento. Llegué al destino final en dos horas y media. Lo logré, no me morí, no tuve calambres y al día siguiente las piernas estaban intactas. No, no me siento orgullosa, emocionada y feliz por haber hecho mucho “ejercicio”, para mí la bici no es ejercicio, es un medio de transporte y que así se quede, porque, aunque haya sobrevivido aún le tengo –pavor-, cada vez más oculto. Y aquí sigo, esperando a que me salga culo, si de algo ha de servir este “ejercicio” que por lo menos sirva para eso.



Así que, si a su alrededor hay alguien que no sabe hacer lo obvio, que parece muy grande para no saber, que le da miedo algo o no se atreve a probar, no sea hijuep** y no le juzgue, dele una mano y acompáñele a aprender a montar en bici. Solo esa persona sabe o no, los bloqueos por los que se ha enfrentado.


Después de este final tan moralejico lleno de sentimientos encontrados tratando de saber con qué tipo de traumas me he enfrentado termino mi drama de la bici, cargándola dentro del tren un sábado en hora pico, otro dramonón que sólo yo me busco y que después le cuento.

¡SALUD POR LOS BLOQUEOS! ¡POR LOS TRAUMAS RESUELTOS O EN PROCESO! ¡SALUD POR LAS BICICLETAS QUE REEMPLAZARON A LAS BURRAS Y SE CONVIRTIERON EN BURRITAS COMPAÑERAS! ¡SALUD POR EL TRANSPORTE QUE ES “SALUD” Y MIEDO AL MISMO TIEMPO!¡SALUD POR ACOMPAÑARME EN MIS DRAMAS Y REIR (O NO) CON ELLOS! ¡SALUD! ¡SALUD! ¡SALUD!

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