EL COMIENZO DE LOS NUEVOS COMIENZOS

He escrito esta página tantas veces que no sé si es que no quiero escribir o no sé cómo empezar, pero es que las vocecitas en mi cabeza me dicen que no lo haga y a la vez que sí, que a nadie le importa y/o que más bien el mundo es tan chismoso como yo que querrá saberlo todo.

Eso es, el chisme… Cuando empezó el tema del covid, ratifiqué mis ganas feroces de saber lo que pasaba en las demás ventanas, en otras palabras, alimenté mi hambre de chisme, sí, me gusta esa vaina mucho, antes solía ver los chats de las personas al lado mío en el bus, me la paso chismeando las redes sociales cuando comparten cosas entretenidas o nuevos lugares y sí, camino más lento cuando hay una conversación por ahí y quiero escucharla; entonces, ¿por qué no dejar que los demás chismeen en mi vida así como yo en la de los demás?

El punto es que me volví a ir, al otro lado del mundo, a ver gente alta y rubia, a acostumbrarme a una paleta de colores ocres y a ver el cielo más cerca, me fui al otro lado del mundo a ver las señales, las instrucciones de las cosas importantes y los nombres de las comidas en un idioma que no conozco… Creo que el mundo me escuchó cuando le pedía que me tragara la tierra.

Ay, claro que no tendría sentido que empezara diciendo a dónde me fui porque se perdería el suspenso… pero para allá vamos:

Resulta que después de graduarme a domicilio y hacer lo que todo el mundo hace (buscar trabajo), me puse a aplicar a diferentes universidades a las que por supuesto: no pasé, en las que llevé a cabo la siguiente ecuación: (aplicar + no pasar = frustración) x 5 (O por muchos, no lo recuerdo), entonces se volvió un ir y venir de rechazos laborales y rechazos en las universidades que alimentaron mi incansable alma de abuela y el resultado fueron unas manos inquietas y curiosas por el tejido y el bordado. ¡Vea usté! Es que soy de esas personas que si se queda quieta se siente inútil y si hace algo, pues, también. En fin, mi back ground académico, mis supuestas dos carreras, mi no experiencia laboral- artística y el pésimo ranking de la universidad de la que salí, me llevaron por fin a pasar en una universidad, al otro lado del mundo, como ya dije, después de un examen de inglés que pasé raspando y una sola idea en la cabeza: ¡IRME!

Claro que tuve ayuda en el camino ¿quién puede salir de un país como Colombia solo? Pero bueno, ese es otro tema.

Entonces sin más, hice todo en dos meses (después de haber perdido año y medio, según yo) empaqué las cositas en una maleta y media, besuquié a los seres queridos (sí, en pleno covis), rifé un marrano y después de dos vuelos, de hacerme amiga de la migración de tres países, un tren y un carrito llegué, al ático de una casa grande perdida entre la tecnología y el anticuario, entre plantas y muros angostos, llegué a una ciudad pequeña en el sur de los países bajos: BREDA.

Hasta aquí lo que yo llamo chisme en suspenso, no sin antes decir que ya dejé la billetera cuando fui al mercado y tuve que pedir que me guardaran todo mientras y sí, fue chistoso, la gente en el mercado tuvo un buen final de tarde.

PDT: Ya me daré mañas para organizar lo del chisme.

PDT2: El inglés chapotiado es perfecto para la comunicación.

PDT3: Me acabo de dar cuenta que cada vez que vuelvo a escribir acá es porque me he inventado un nuevo comienzo.

¡SALUD, POR LOS NUEVOS COMIENZOS! ¡POR IR EN BUSCA DE ESE NO SÉ QUÉ, NO SÉ CÓMO, NO SÉ EN DÓNDE! ¡POR LOS QUE SIEMPRE ESTÁN! ¡POR LOS CHISMOSOS COMO YO Y POR EL CHISME! ¡SALUD, SALUD, SALUD!