El Pole ha crecido como deporte en los últimos años y desde el año pasado se celebra el Colombia Pole Championship. Sí, pole dancers de todo el país se reúnen para mostrar su amor por el pole en un escenario con dos tubos (uno estático y uno giratorio). Que eso de competir no creo que sea lo mio, que me caga del susto aquello y que el ambiente de esas competencias es demasiado pesado para mi. Así que decidí no muy convencida de ir a limpiar tubos.
Para nadie es un secreto que en este lindo y amado país no hay presupuesto para nada y que si quieres que algo surja tienes que buscarlo por tus propios medios. Pues este campeonato no es la excepción y por supuesto para que funcionara como lo hizo, necesitaba ayuda, entre esas mi amiguis Lu y yo. A Lu la conocí gracias al pole hace como 4 años y es de lo más lindo y cool que me ha pasado, porque no hay nada mejor que encontrar a alguien que entienda tus bobadas; desde ese entonces cualquier poleaventura es con ella o no existe.
Sí, fue Lu la que me convenció de ayudar limpiando tubos, pero no crean, eso no es tarea fácil, no sólo porque limpiar eso se vuelve una gran responsabilidad, sino porque toca subir y bajar entre cada competidor y lo peor de todo en vestido de baño. No existe cosa que más deteste y me incomode que la ropa apretada y chiquita y ese body cumplía con esas cualidades, lograba apretarme el alma y hacía que con cualquier mínimo movimiento se me hiciera un perro horrible que procedía a sacar sin el menor pudor.
Pero la cosa no fue tan mala, porque un lugar con mucha gente es el lugar perfecto para hablar y nunca es tan mal momento cuando se está en buena compañía.
Lo cierto es que sí existe un ambiente que detesto, que seguramente no pasa solo en el pole, y es ese de la competencia no sana, de la envidia, de la hipocresía, de la “sobradez”. La cosa es que en la competencia es en donde se potencia todo, pero existe siempre, es esa mi principal razón de haberme alejado de los “estudios” (lease con voz aguda). Porque no hay lugar que uno pise en donde no te miren por encima del hombro y te ignoren si “no perteneces ahí”, si tu entrenamiento previo no ha sido con ellos (No son todas las personas, por supuesto).
“¿Y ustedes en dónde entrenan?” Nos preguntaron todo el tiempo, y era la pregunta más incómoda, “en ningún lugar”. ¿Y es que acaso eso importa? No se supone que estamos todos haciendo lo mismo, ¿no se supone que el pole “es un solo deporte” y que lo que nos hace estar ahí es la misma pasión? Al parecer no.
Es bastante triste aquella sensación, porque una de mis motivaciones, retos, amores… Es esa cosa del tubo, esa que quiere ser deporte olímpico, esa que en nuestro país tiene de los mejores exponentes del mundo, esa que saca de la monotonía a muchos, esa que te ayuda a pensar diferente. Es triste, porque aquel/lla que podría ser tu compañero y tu apoyo, se vuelve tu enemigo de guerra, una guerra que sólo se inventa en las cabezas de todos y ¿para qué? ¿para ayudar al deporte? ¿para hacer que surja? No lo creo.
Por lo demás, la emoción de ver a los competidores creando cosas cool, de ver aquellos a quienes conoces mostrando y mostrandose, y a esos que no conoces sorprenderte, gritar por los ganadores (y saber más o menos quienes iban a ser) no tiene palabras, dan ganas de estar ahí, pero no precisamente limpiado tubos. Tal vez en algún momento pise el escenario colgada de un pole.
Quisiera hacer una campaña para que lo que nos movilice sea el amor que le tenemos al pole y no la competencia falsa e hipócrita. Para que aprendamos de esto, porque estoy segura que no tenemos idea realmente en lo que estamos metidos.
¡SALUD POR EL POLE, POR LU, POR LAS COMPETENCIAS, POR LAS CELEBRACIONES, POR LAS BUENAS PRESENTACIONES, POR LA BUENA ENERGÍA, SALUD, SALUD, SALUD!