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  • LAURA MÉNDEZ

¿CULTURA FIT?


He vuelto de nuevo y para mi sorpresa (o no) todo es tal cual ha sido siempre, un poco más brillante, un poco más caliente, un poco más verde (de ese verde con más amarillo), un poco más congestionado, un poco, solo un poco, pero al final igual.

La linda y loca Bogotá me recibió con un sol brillante, con uno de esos días que pasan una vez al año, “día sin carro” (¿Por qué no te quedas sin carros, Bogotá? ¿Por qué no te liberas de ese problema?), esos días en los que se respira diferente, se siente diferente. Me recibió con un calor de esos insoportables (vuelve a tu clima normal, vuelve a tu lluvia).

Mi energía desbordante (porque por alguna extraña razón tengo la locura al borde, la ansiedad al borde, la energía al borde) hizo que justo cuando llegué me levantara para clase de 7 y con solo un par de horas de sueño, reencuentros inevitables y hasta ejercicio mi cuerpo al día siguiente decidió hacer corto circuito, dejándome un par de días mirando la almohada eternamente. Pero bueno, he recuperado rápidamente mi estado “normal” y he descubierto que mi energía está renovada, linda, con ganas de crear, de salvar el mundo, mi mundo, sin dejar de estrellarme con que no es tan fácil como parece.

En fin, como ya lo había adelantado, llegué rodando, con 10 kl de más (sin exagerar, porque ¿para qué hacer que las letras mientan) a enfrentarme conmigo, a darme cuenta que boté a la basura 4 años de puro amor y trabajo, los boté sin esfuerzo, pero con mucha dedicación y constancia, que no hay tiempo para arrepentimientos, de aquello nada, porque “a nadie le quitan lo bailado” o lo comido en este caso y porque sin importar nada “ que rico es comer, pero comer mal, chocolates, harinas, grasas, brrr”.

¿Cómo puede la gente pasar horas enteras en el gimnasio? Esa cultura fit de creerse “amazing” (como diría una amiga) por tomarse fotos sin camiseta en el espejo y torturar el cuerpo y la mente en un gimnasio, definitivamente no la entiendo. Que mi trauma por la panza de más me ha hecho pasar por eso y es una de esas torturas en las que solo se piensa en cuando se va a acabar. A los veinte minutos no podía ni con mi alma y descubrí que una hora tiene más de 60 minutos. Pero es lo que hay y ya me veré tomándole fotos a mi panza original en el espejo, porque es inevitable que así se sufra hacer ejercicio hace que uno se sienta bien, hasta con energía renovada. (Necesito a un buen ser que quiera aconsejarme para que el tiempo en esas cuatro paredes rodeadas de espejos se más llevadera).

Llegar también está bien, encontrarse con personas lugares y cosas, siempre es satisfactorio. Me encontré con familia más rápido de lo que esperaba, en un momento que hubiese preferido fuera diferente, pero la vida es así (o más bien la muerte) y nos sorprende con lo inesperado en los momentos menos apropiados (no estoy segura si existen los apropiados). Por fin vuelvo a espichar a la suavecita de mi gata aunque a veces me ignore y descubrí que tiene el rango más alto en el hogar, reencontrarme con mis papás siempre esperando (lo mejor por supuesto), recibir abrazos de verdad ¡por fin! Y reir con el amor… Y ni hablar de los reencuentros con los juguitos de verdad, de esos que enfrían los labios y renuevan la vida.

¡SALUD POR LOS REGRESOS, POR LA PANZA, LA NO CULTURA FIT, POR LAS RUTINAS, POR USTED, POR MI Y POR TODO!


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