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  • LAURA MÉNDEZ

PINCIPIO DEL FIN


Este es el principio del final, de mi final en esta gran y gratificante experiencia. Acabo de llegar de nuevo y ya me toca irme, ansiosa, nerviosa, y algo emocionada me preparo física y psicológicamente para lo que viene. Demasiados cambios en poco tiempo.

Hace una semana salí de nuevo de Salamanca, aventurándome en una experiencia que resultó ser muy gratificante. Nerviosa, inquieta, con mucha curiosidad y preguntas tomé un carro que me dejaría en el aeropuerto de Madrid, luego un avión y un bus. “¡Estoy en Paris!”, gritaba internamente, “No puedo creerlo”. Después de una decepción (error tonto del que me niego a hablar), me encontré con Alejandra, en mi primer destino no iba a estar completamente sola (aunque uno nunca está del todo solo), a Alejandra la conocí casi sin ropa, en posturas más divertidas que sensuales, entre tubos, canciones y bullying, sí, Ale es uno de esos regalos que me ha dado el pole y de pronto casi sin pensarlo, nos encontramos al otro lado del mundo cenando crepes y burlándonos de todo; su novio también resultó ser encantador y lograron que mi corto paso por Paris fuera fantástico (sin olvidar el bullying del que suelo ser víctima). En cuanto a ese lugar de ensueño del que todo el mundo habla, aquel que pasó por mis ojos, mis pies y mi cámara, me llevo todo, su grandeza, sus calles, su frio insoportable y el placer de haberla podido recorrer.

De la calmada y sutil Francia volví al bullicio y la locura española conociendo un poco sus dos grandes ciudades, Barcelona y Madrid, con el placer de recorrerlas en temporada baja, con menos turistas de lo usual. Barcelona me recibió con días lluviosos, pero con la inmensidad y calidez de sus calles y Madrid en cambio, con días soleados y la belleza casi fantástica de sus parques y jardines.

Nota 1: ¿Tengo cara de querer hacer amigos? Cuando uno está solo, está solo y ya, pero la gente tiene una extraña necesidad de estar con alguien, de hablar con alguien, de hacer amigos… (Yo sé, soy lo más antipática, pero no soy buena con aquello de las amistades).

Definitivamente no hay nada que se compare con la posibilidad de estar solo, de enfrentarse con todo, con todos y hasta con uno mismo, nada como ir tomando decisiones a la ligera, sin por qué, ni cómo. Por supuesto, no soy de esas personas tranquilas que van por ahí sin importar nada y los que me conocen saben que soy medio paranoica, pero siendo consciente de eso me di a la tarea de bajar el ritmo, de calmarme un poco y no pensar tanto. Las experiencias se quedan en recuerdos según cómo y con quien se vivan y así mismo se comparten, esta vez, los recuerdos serán solo míos. Los lugares son y existen en uno según como se vivan, así que me quedo con las ganas y la ilusión de conocerlos de nuevo.

Que todavía no me lo creo y ya de nuevo estaré en casa, con los que cumplen con mis caprichos continuamente y con la peluda de mi gata, tomando ese busecito que sube la montaña y reencontrándome con caras conocidas...

Nota 2: Mis viajes sin llegar a ser un fracaso completo han tenido una serie de primiparadas que ya logran llenar una lista de cosas que no se deberían hacer. Pero de eso se trata, de aprender, ¿no?

¡SALUD, POR LOS VIAJES, LAS EXPERIENCIAS, LOS REENCUETROS, LA SOLEDAD, POR EL SOL Y LA LLUVIA, POR TODO, SALUD, SALUD, SALUD!


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