top of page
Search
  • LAURA MÉNDEZ

¿YA ES DICIEMBRE?


Dicen que ya es Diciembre, que el niño dios llega dentro de una semana y que el año nuevo está pisando los talones. Sin embargo para mí no lo es tanto. Diciembre siempre ha olido a adornos navideños (esos que llevan todo el año apretados en una caja), a café, a buñuelo; Diciembre siempre ha sido verde y rojo en casa, con lucecitas que prenden y apagan, con calor de hogar; Diciembre siempre suena a villancicos, a aguinaldos, a aquella canción promocional de café águila roja; Diciembre siempre se ve brillante por el reflejo de las ventanas llenas de lucecitas en el suelo después de llover; Diciembre siempre ha sido de no hacer mucho, de películas en casa y galletas de caja navideña (de esas con papá Noel Azul o rojo, de esas con figuritas). Ya es Diciembre, y en mí se siente como un mes más. Mi “casa” no se transformó, las calles apenas tienen luces navideñas y por supuesto no huele a navidad con calor de hogar. Y por primera vez en la existencia de los Diciembres en mi vida, tengo más tarea que en todo el año y solo un par de semanas libres. Pero es Diciembre al fin y al cabo.

El tiempo se come mis días voraz, como si no tuviera otra vida a la cual perturbar y de repente me levanto un día a mitad de Diciembre, a puertas de terminar el año y me digo: “Laura, ¿qué ha pasado?” y me contesto: “nada, absolutamente nada”. Sí, exagero demasiado, pues ha pasado mucho este año, pero es quizá la misma sensación de siempre por no hacer suficiente. Y como el tiempo hace de las suyas y uno se deja contagiar, ya poca cosa sorprenden (¡que mente tan débil!).

Por primera vez en la existencia de los Diciembres en mi vida, estoy al otro lado del mundo, por primera vez lejos de mi familia. Por primera vez no rezaré novenas, ni comeré natilla con buñuelo. Por primera vez no espiaré los regalos en la base del arbolito, ni los destaparé con emoción (porque me encantan las sorpresas, el hecho de romper el papel, más allá de lo que me pueda encontrar). Por primera vez no tendré un fin de año caliente, con lechona o tamal o alguna cosa así. Pero tendré quizá una de las mejores experiencias de mi vida, conoceré el mundo, brindaré por el mundo, me comeré el mundo (literalmente), me congelaré por el mundo, disfrutaré el mundo, viviré el mundo; y ese, será el mejor regalo, aquel que con envoltura transparente romperé para explorar con aquella inocencia e ilusión de lo nuevo, de lo desconocido.

No dejan de ser fechas familiares, no se deja de extraña y querer compartirlo todo,

todo. Pero desde ambos lados hay una parte de cada uno con el otro. Desde ambos lados cada quien está feliz, porque el otro sea feliz.

Qué sensibilidad la que me envuelve este último mes (qué bien vendría un abrazo profundo, de esos que no todo el mundo sabe dar, de esos que dan felicidad y aprietan el alma). Qué bonito es ser tan consiente de todo, de cada sensación, de cada sentimiento, de cada pensamiento. Ya decían que la vida es sueño, y poco a poco me estoy despertando de este, o mejor, me estoy adentrando en uno nuevo…

¡SALUD, POR DICIEMBRE, POR LA FAMILIA, POR LAS CELEBRACIONES, POR EXTRAÑAR, POR LA VIDA, SALUD, SALUD, SALUD!


28 views0 comments
bottom of page