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  • LAURA MÉNDEZ

ES UN HECHO


Hace mas o menos un mes vi una película que se llama “vivir es fácil con los ojos cerrados” y eso no ha dejado de ser lema de todo en mi vida, incluso antes de verla y es que cuando abro los ojos no dejo de cuestionarme una y otra vez por lo que hago y por lo que no. En estos días con la “súper luna” me preguntaba cómo hacen las personas para dejar pasar los detalles de largo. Me encontré en el lugar que decidí que es mi preferido (sí, todo, hasta los sentimientos son una decisión) mirando el cielo por poco más de una hora, unas cuantas personas pasaban sin mirarlo, otras solo me miraban a mí sentada en medio de la nada, pensando en el frio que debía tener, y lo cierto es que no tenía frio y que ellos se estaban perdiendo del espectáculo de la noche.

Algunos de los que me conocen dicen que soy seria, seca y sin sentimientos (a veces sí), pero los que saben un poco más de mi entienden que mi sensibilidad no tiene límites, solo que es tímida, tal vez demasiado, ¿por qué? Lo mismo de siempre, barreras que uno se pone de vez en cuando. La cosa es que mi sensibilidad está siempre presente y me encanta darme cuenta que sale a la luz con esas pequeñas cosas, porque me hace detenerme un momento de la carrera que lleva todo el tiempo mi cabeza.

Es definitivo, vuelvo a casa. Un correo llegó ayer con la noticia que ya sabia y aunque a veces no quiera, es inevitable. Así como el inevitable día 28, la inevitable luna llena y mi inevitable sensibilidad. No sé si es que las hormonas están jugando conmigo y hacen que parezca que todo se junta al mismo tiempo. La cosa es que a veces no sé si reír o llorar, a veces pasan las dos al tiempo y que sentimiento tan dual y placentero.

Que de costumbre ya hemos hablado (me encanta pensar que escribir y ser leída es algo así como una conversación) pero es que eso también es inevitable y es que entre más conozco un lugar o una persona, empieza a parecer que hacemos parte el uno del otro. Y eso es lo que me genera esta extraña sensación de irme, porque por el contrario de cuando vine, sé que seguramente pasará un largo tiempo para volver o tal vez no vuelva a nunca (Sí, me estoy sobreactuando. Pero recuerden aquello de la sensibilidad).

Desde que se fue Francesco (léase: Franchesco), el italiano, la casa dejó de alterarse con su presencia (porque como ya habíamos hablado, está algo loco y su efusividad hacia vibrar el ambiente). Ahora dicen que si yo no propongo o digo algo todo estaría tan en silencio y apartado como si aún se encontraran en su propio mundo. Pasé a ser la ruidosa de la casa (¡what!), Arthur (El chino) dice que sabe cuando estoy en la cocina, porque siempre tengo música (es cierto, bailar mientras está todo listo hace que el tedio de esperar sea más llevadero) por lo tanto no se acerca a ella porque le gusta cocinar solo.

Llevamos casi 2 meses viviendo juntos y ya puedo decir que nos conocemos un poquito más que la última vez que escribí sobre ellos. Ya perdimos a uno y aunque ha sobrevivido esta vez fuera de casa (de eso hablaré luego o tal vez no) seguimos siendo 4 mundos en un mismo lugar (pronto 5 de nuevo, pues por estos días llega una nueva integrante).

Arthur, el chino. Hemos descubierto que tiene una especie de bunker en su habitación, sí, todo lo que nos imaginamos y lo que no está ahí dentro. A Arthur además de hacer limpieza en su habitación le encanta hablar (aunque no entendamos todo lo que dice) sus conversaciones siempre son divertidas. Y le gusta salir de fiesta (SÍÍÍÍ. DE FIESTA), le encanta ir a discotecas y bailar, ¡BAILAR!. Y siempre, siempre está cansado, “mucha, mucha tarea. Yo muy, muy cansado” dice siempre con su particular acento “aaahhgg”.

Monika, la polaca. Monika y yo nos hemos convertido en buenas amigas y he descubierto cosas que sabía que se tenía guardadas. Porque cuando alguien es tan callado y aparentemente reservado, siempre tiene sorpresas. Ya sabemos que es una chica tímida, pero cómo no, si tiene su cabeza hecha un nudo, de idiomas revueltos (Monika es Polaca, pero estudia su carrera en Inglaterra, pero está de intercambio en España y además estudia Alemán. Esto no lo hace cualquier ser humano). Le encanta el vino y si no está borracha no logra soportar las fiestas (shhh). Tiene un gran sentido del humor y una particular tendencia a hacer mucha, mucha comida, siempre.

Bryan, el salvadoreño. Bryan ya no se queja tanto de la ciudad, es mas ya dice que le gusta y la defiende (todo es cuestión de tiempo). Aun no sé si no le gusta salir porque no le gusta o porque no le gusta salir -con nosotros-. Es fan del futbol y la comida chatarra. A veces se lo encuentra uno gritándole al computador o riendo con él, siempre con los audífonos puestos. Sigue siendo el papá, preguntando cómo estamos y a qué hora vamos a llegar. También tiene un particular sentido del humor, un poco negro. “cabal, al mal tiempo buena cara”.

Y yo, la colombiana. Que para hablar de mí tampoco tengo letras, pero diré un par de cosas de las que me he dado cuenta. La hora de lavar la ropa es más o menos un problema porque de un tiempo para acá parece que nos pusiéramos de acuerdo para hacerlo al tiempo y no hay mucho espacio para colgarla, pero ver mi ropa junto a la de los demás rectifica que soy de colores, medias naranja y verde fluorescente y pijamas de corazoncitos (soy un bebé, jajaja). Verlos me pone feliz y siempre los saludo con efusividad y ya hasta organizo comidas “familiares” (bueno, eso siempre).

Conocerlos ha sido gratificante, aprendemos mucho el uno del otro y sobre todo la pasamos bien. Ahora como ya dije, después de 2 meses de estar juntos y empezarnos a acostumbrar llega alguien más. Creíamos que estaríamos solo los cuatro, por lo menos hasta Febrero (que Monika y yo nos amos). Pero no. El fin de semana pasado vinieron un par de personas a ver el apto (por cierto debería cobrar comisión por atenderlos tanto por teléfono como en la visita) y a una en particular le gustó mucho el lugar (está bastante bien, no entiendo por qué no lo habían tomado antes) y esa misma noche llegó a firmar el contrato. Nos tomó por sorpresa, pues ya habíamos hecho plan para aburrir a cualquiera en tono de broma con un poco de realidad. Pero eso sí, nos dio tiempo de asimilar la idea, porque se fue de viaje. Esperemos cómo nos va con alguien nuevo. Ah por cierto, es de la Argentina (algo pasa con este apartamento que ha atraído a latinoamericanos).

Esta vez me extendí demasiado, pero con la ansiedad y la sensibilidad que me habita en estos días era bueno desahogarse a través de letras.

¡SALUD, POR UD QUE LEYÓ HASTA EL FINAL, SALUD POR LA SENSIBILIDAD, SALUD POR LA FAMILIA QUE UNO SE ENCUENTRA, SALUD, SALUD, SALUD!


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