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  • LAURA MÉNDEZ

A MEDIAS


Te das cuenta que empiezas a acostumbrarte cuando, ya no te sorprendes con las calles, ya sabes por donde ir sin estar mirando por todo lado, sabes cual supermercado te gusta más y las personas se hacen más familiares. Pero de vez en cuando el cielo es rojo, la luz de la noche en las piedras es perfecta y el suelo húmedo después de la lluvia brilla con el reflejo de las nubes y sabes que el lugar sigue siendo sorprendente.

Tal vez ya he escrito alguna vez que estoy yendo al gimnasio, pues déjenme escribir, que fue una buena y a la vez mala decisión (así va la cosa, nunca es algo concreto). Por estos días más que nunca como como un vil cerdito, mucha pasta, mucho arroz y los chocolates son mi fiel compañero, porque la ansiedad aumenta sin razón alguna.

Algo que sabía desde antes de venir es que tenía que hacer ejercicio de cualquier manera, casi cuatro años sin descanso no los podía echar a la basura así como así y más que eso (los que hacen algún tipo de ejercicio lo saben), es que es algo liberador, el cuerpo y el alma se acostumbran y lo piden.

Pues bueno, lo primero que busqué antes siquiera de tener la carta de aceptación de la universidad, fue un lugar de pole, para mi sorpresa y tristeza solo encontré uno y cuando llegué a visitarlo (porque fue una de las primeras cosas que hice) me decepcionó, no traía grandes expectativas, pero lo poco que tenía en mente también se esfumó, así que decidí buscar gimnasios, “nunca digas nunca”, lo más detestado por este pequeño ser se estaba volviendo una realidad, un gimnasio. Lo que me hizo cambiar de idea fue que tenían una oferta variada a un precio relativamente cómodo. Todos los gimnasios tienen de esas clases que nosotros llamaríamos clases grupales y fue definitivamente lo que me llamó la atención. Como loca desesperada elegí entre un par de opciones y me inscribí por tres meses de una vez. ¡Sorpresa! No era lo que esperaba, pero ya de cabeza en la situación me toca aceptarlo y disfrutarlo.

Como ya dije, la comida se volvió mi mejor amiga, la que calma penas y sostiene alegrías, por lo tanto los bananos no se hacen esperar (me he vuelto bastante obsesiva con eso y sin embargo sigo comiendo más de la cuenta). Los pantalones de tiro alto son mi peor enemigo (siempre lo han sido, pero ahora mas) ¡ya no suben! Y el alma parece estar siendo estrangulada y los espejos enormes del gimnasio, aumentan cada una de las imperfecciones. ¿A quién se le ocurrió poner esa vaina ahí en frente para que nos demos cuenta de lo mal que lo hacemos o nos vemos?

Pero no todo es malo, ir a sudar un rato a si sea a bailar ballenato con ritmo español, despejarse de lo que se ha vuelto la normalidad, siempre es bueno para la mente y el cuerpo, una recarga de energía y un placer. Ya sabemos que la panza no quiere dejar surgir los abdominales, pero no por eso voy a dejar de comer, la comida y el chocolate son mi debilidad y aquí, hay que probar todo lo nuevo (o lo conocido), uno no sabe si en algún momento vaya a volver por estos lados.

En estos días de sensibilidades que siempre llegan, he recordado, replanteado y pensado mucho. Nunca llego a nada concreto, lo cual es normal, pero bueno… y es que no creo que la sensibilidad se deba solo a cuestiones hormonales, el clima ayuda mucho, el calor se fue hace ya un mes o algo así y la temperatura se ha tornado familiar es más o menos Bogotá y con esas típicas lluvias inesperadas. Con el clima la gente también cambia, todos se tornan más grises, más calmados y a mí me gusta, estoy descubriendo que este es mi clima perfecto, la lluvia la disfruto y ese frio en las mañanas que hace que uno se encoja y se arrunche.

El tiempo pasa cada vez más rápido. Ya por la mitad de mi travesía, con un nudo en la garganta tal vez de emoción o tristeza (esa bipolaridad que siempre me acompaña), sé que acostumbrarse no es una opción, aunque sea inevitable y el camino sigue con agilidad pero sin prisa.

NOTA: A veces es necesario un abrazo, de esos largos y profundos, de esos que en un par de segundos traspasan almas. La gente NO sabe abrazar en este lugar.

¡SALUD, POR LA COMIDA, LOS CHOCOLATES, EL GIMNASIO A MEDIAS, EL CLIMA Y LOS CAMBIOS HORMONALES, SALUD, SALUD, SALUD!


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