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  • LAURA MÉNDEZ

CRECIENDO FISICA Y PERSONALMENTE


Esta vez no hay nada en específico para escribir, pero muchas anécdotas que contar, porque siempre hay cosas interesantes, divertidas y muchas veces extrañas.

La semana pasada, conocí aquel lugar de la mancha de cuyo nombre Cervantes no quiso acordarse y así como aquel caballero, continúo mi aventura en este maravilloso lugar. Y es que Toledo es el escenario perfecto para cualquier sueño entre armaduras. Es una hermosa ciudad detenida en el tiempo, de esas historias medievales que solo se ven en películas (o en el quijote, por supuesto).

Mi parada en Toledo fue bastante corta para todo lo que tiene para ofrecer ese lugar, pero muy encantadora. Es una hermosa ciudad con una mezcla de árabe, judío y cristiano, con muchos museos y angostas calles para admirar, es en definitiva un gran destino.

Y de nuevo la comida reúne personas (y como aquí vine fue a engordar, lo he descubierto) ya me encontraba yo almorzando con mi compañera de apartamento (con quien habíamos ido al mini viaje) y con unos mexicanos y un alemán súper buena onda, así nacen las relaciones sociales y tal vez los amigos. Pues la semana siguiente ya teníamos una cena multicultural con ellos en nuestro apartamento (sí, solo pienso en comer, comer y comer), que delicia encontrar en una misma mesa un guacamole improvisado a falta de ingredientes, unos pancakes alemanes, tortillas con carne, sopa de brócoli y unas deliciosas arepas con queso (porque es lo único que sé cocinar. Shhhh!) ¡Que delicia!

Nota: ¿Se han puesto a pensar en cuantas fotos de extraños aparecemos cuando vamos a algún lugar turístico? O ¿cuantas personas extrañas aparecen en nuestras fotos de esos lugares? ¿Cada cuánto volveremos a ver las miles de fotos que ahora tomamos con tanta facilidad? Quisiera poder exigir que vuelvan los álbumes fotográficos y que se reivindique el valor de aquel preciado recuerdo.

Conocer personas implica más fiesta, ya no es un café, o un helado, es ¡fiesta! Y es allí en donde “salen a la luz las personas” y los bares de salamanca son perfectos para observar, conocer y reír. Es normal salir y que el trago sea barato y horrible, encontrarse con conocidos o que por la calle te “ataquen” personas para llevarte a los bares que promocionan, con la excusa de que hay buen ambiente y puedes comprar 12 shots por 5 Euros. Pero entrar a cualquier lugar y que haya un grupo de hombres adultos (muy adultos para el lugar y el ambiente) es tan normal como perturbador. Siempre ese incómodo y detestado grupo de mayores en la barra mirando el panorama. Siempre ese detestado y perturbador grupo de chicas bailando una especie de choque. Brrrr.

Salamanca tiene todo tipo de lugares, uno de ellos es un mini club muy reconocido por los universitarios, en donde la música invitada siempre es el reggaetón. En estos días salí con ganas de algo diferente y divertido, pero terminé en ese lugar, para mi sorpresa y satisfacción había ¡música latina! Un poco de salsa, bachata y merengue. El lugar estaba ocupado solamente por dos grupos llamativos, uno de parejas de viejitos (porque la noche siempre es joven, casi como la vida) y uno de bailarines. Vi la luz al final del túnel, ¡por fin personas que saben moverse! Me limite a bailar con el aire y a disfrutar de la música, hasta que un par de hombres se acercaron, primero salsa (no me fue tan bien pero no fui un desastre) y luego bachata (que miedo la bachata, pero que delicia). Que te tomen con propiedad, que te peguen el ritmo, que disfruten la canción. ¡Que vivan esos corrientazos de sabor hechos baile! Lastimosamente no pasa eso con las clases de zumba (porque ahora voy al gimnasio), pues una española con poca imaginación y escasos pasos pero de buena actitud, logra por lo menos que ría y sude. Bueno, no todo puede ser perfecto y es lo que hay. ¡No pretendo volver a casa como un cerdito con esta manera desaforada de comer!

Nota 2: Aprendí que Spać (lease spatch) es dormir en polaco (comer y dormir, solo pienso en eso), pero spatchcock significa pollo abierto, aunque para mí siempre será una figura de pole, que pensándolo bien parece uno de esos pollos.

Nota 3: ¿Por qué nunca puse atención a mi mamá cuando partía las tortas en las innumerables reuniones familiares? Siempre hay una primera vez para ser la tía de la reunión.

¡SALUD, POR LAS SORPRESAS HECHAS PERSONAs, POR LA COMIDA, LOS LUGARES NUEVOS Y EL ENORME PLACER QUE PRODUCE EL BAILE. SALUD, SALUD, SALUD!


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