COMO VUELA EL TIEMPO
- Laura Méndez
- Sep 1, 2016
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Hay sensaciones que siempre son difíciles de explicar, como amar, volar o irse. Y cuando todo se une es aun mas indescriptible. Hace mas o menos tres años y medio, volaba a casa para encontrarme sin saberlo con uno de mis grandes amores, el pole, y entonces seguí volando de una forma diferente. Y es que volar nos es solo cuando se tiene alas, volar es abrazar la imaginación, sentirse tranquilo y libre, crear con los pies en la tierra y el alma en las nubes. Hoy vuelo de nuevo en busca de lo mas importante para mi, yo. Con la complicidad de las nubes, de un señor claustrofobico ansioso por sentarse en mi puesto y con una mujer que no logró quedarse sin conexión a internet por 10 horas. Viajo con el corazón en la mano, sin saber mucho de mi destino, con mi cojín naranja, un tarro de dulces y bueno, con mucha mucha hambre que es la única que no me abandona. Una mezcla de sensaciones atraviesan mi garganta y mi panza y un algo extraño impide que deje de mirar el chicle pegado en la silla de en frente (sí, un chicle). Parece que las personas estan acostumbradas al viaje, a la sillas angostas y a los audifonos prestados y Algunos tantos como yo esperan la hora de comer (sí, tengo un orgulloso espiritu de gorda). En fin, me voy, me fui, astiada de la intranquilidad, de las cosas y las personas, en busca de mi. Para algo tan simple como volar, con los pies en la tierra y el alma en las nubes. Salud, por usted que leyó hasta el final y no encontró nada, por mi familia que apoya mis caprichos, por el amor por existir y porque finalmente viene la comida. Salud, salud, salud.
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