LO SEXY DEL POLE ES QUE NO ES SEXY
- LAURA MÉNDEZ
- Jul 26, 2016
- 2 min read

Nunca imaginé que la felicidad llegaría a mí en forma de tubo (de tubo de pole, claro). Y hoy puedo decir que es uno de esos amores de los que no se puede despegar, doloroso, pero definitivamente placentero.
En principio, tengo que aclarar varios puntos. El primero, más que cualquier cosa esto es un reto personal constante, nunca se deja de aprender nuevas cosas y siempre hay un obstáculo que superar (sobre todo a uno mismo). El segundo, no hay nada fácil y que no duela. El tercero, es una lucha constante entre la comida, los morados y las ganas de encontrarse con un buen cuerpo en el espejo. Y el cuarto, en definitiva el pole NO es sexy, o por lo menos no al principio.
Es en eso en lo que quiero hacer énfasis, lo sexy del pole es que NO es sexy. Y es que siempre que me encuentro con alguien, ya sea hombre o mujer y de repente sale el tema: “¿Pole?” “sí, pole, el del tubo” les digo; es inevitable esa mirada de cabeza abajo y ojos entrecerrados fijos en los míos, acompañada de un “uuy pole”, sin contar con los adultos de mirada rayada que no saben si pensar bien o mal. Y las incontables explicaciones “no, no es solo bailar alrededor de una barra con aire sensual”. Los pocos que me conocen saben que definitivamente lo mío no es el baile y los que lo imaginan, los invito un día para que rían un rato.
Por favor, dejen de pensar en lo sexy que es, no, NO es sexy, sensual, provocativo, estar en frente de un palo tratando de trepar con las garritas de los pies. Imaginen un cuerpo fofo, con poca conciencia corporal, de cabeza, apretando el tubo, dejando ver la celulitis que se marca con la presión, una cara roja no solo por estar de cabeza, sino por no respirar y por la fuerza inhumana que se intenta. No, eso NO es sexy, y qué decir del sudor desenfrendado, los callos en las manos, las quemaduras y los morados...
Sexy aquellos que se dedican a eso y lo perfeccionan, aquellos que llevan varios años sacando al mundo de su pensamiento “sexy” y llevándolo a un nivel artístico-deportivo (y eso, porque ellos tambien caen, hacen caras, rien, lloran y temen; solo que no en escena o en videos publicos). De nuevo, lo invito a que mire la realidad y ría, entienda, admire.
Y de repente estas colgado y solo existes tú, el tubo y bueno, a quien le caerás encima. ¡SALUD! Por los que enseñan y comparten, por la hipocresía y la envidia que nunca faltan, por lo buenos momentos, por las caídas y los avances, por un amor que no es pasajero y por todos esos lindos seres que se encuentran en el pole, ¡SALUD! ¡SALUD! ¡SALUD!
Y al final solo recuerdas que la única opción después de caer es levantarse, adolorido y tal vez con rabia, pero con ganas de mas porque el pole tambien es un deporte para masoquistas.
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